Ya es febrero y ya es tiempo de poner en marcha tus propósitos de Año Nuevo, ¿o no? Si ya estás inscrito a un gimnasio te podemos dar algunos consejos para empezar tu rutina y no caer en el intento.
Los gimnasios pueden ser un poco intimidantes la primera vez, con todas esas máquinas y esa gente que parece estar en forma y feliz con su cuerpo. ¡No te preocupes! Aquí te dejamos una pequeña guía para orientarte en este mundo nuevo.
1. Ten claro lo que buscas
Sabemos que esto es obvio pero no por ello deja de ser importante. Si has decidido iniciar este entrenamiento, debes pensar cuáles son los objetivos que quieres conseguir porque serán estos mismos los que te ayudarán a medir tus progresos.
2. Evalúa tu dieta
Todos los expertos están de acuerdo que el éxito del ejercicio depende en gran medida de acompañarlo con una buena dieta. Lo más recomendable es buscar la ayuda de un nutriólogo o de un médico experto para que establezcan unas pautas de alimentación adecuadas a la actividad.
Se recomienda siempre una dieta con ingesta mayoritaria de proteínas, moderada de carbohidratos y baja en grasas.
3. Busca el consejo de un profesional.
Por ser la primera vez no intentes hacer un intento de entrenamiento por tu parte. Busca la experiencia de un instructor porque es el más capacitado para elaborar un plan de entrenamiento adaptado a tus necesidades.
4. Equípate bien
Ir bien equipado al gimnasio es aconsejable. Recuerda llevar una toalla para secarte el sudor y no molestar al resto de los usuarios. Es importante también llevar agua, esto es para hidratarte durante todo el ejercicio, lo mejor es que el agua no esté fría, sino a temperatura ambiente en invierno y un poco fresca en verano. Además, debes usar ropa cómoda y adecuada a cada estación.
5. Calienta y estira al inicio y al final de tu entrenamiento
Esto es algo que cualquier deportista debe saber. Calentar y estirar es imprescindible para evitar lesiones y para rendir al máximo.
Estirar al final del entrenamiento es importante para mejorar la circulación sanguínea, evita los incómodos calambres posteriores al esfuerzo y también lesiones a largo plazo.